Julien había captado el olor de Lacey justo fuera de su suite en el castillo y luego lo siguió por el pasillo hacia la derecha, pero no había nada al final del pasillo. Siguiendo una corazonada, comenzó a empujar las paredes una y otra vez, luego un panel se abrió a una escalera oculta de la que Julien no sabía nada.
Bajó corriendo la escalera, los cinco tramos, y se abrió al exterior del castillo en la planta baja. Julien se maldijo a sí mismo, preguntándose por qué nunca había visto este pasadizo antes, y tomó nota mental de tener cada centímetro del castillo registrado y mapeado cuando todo se calmara. Julien siguió el olor hasta la esquina del castillo y luego el sendero se dirigió al bosque.
Julien y la manada habían pasado el resto de la noche y hasta el día siguiente buscándola, pero no apareció nada. Sin dormir, estaba exhausto, pero prometió no parar hasta que encontraran a Lacey.