—Buenos días —Julien susurró en su oído a la mañana siguiente, despertándola al comienzo de un nuevo día.
Lacey se dio la vuelta y bostezó. —Buenos días. —Luego miró a su alrededor y vio que entraba demasiada luz del día a través de la puerta que conducía a la sala de estar—. ¡Oh, no! ¡Nos hemos quedado dormidos!
Julien sonrió. —No, necesitabas descansar. Le pedí a Kodiak que se hiciera cargo del entrenamiento de los jóvenes guerreros por hoy para que pudieras descansar.
—No, tengo que trabajar...
—Has estado sobreexigiéndote durante demasiado tiempo. —Luego le dio un beso largo y persistente—. Hoy, necesitas descansar.
—Julien, realmente no creo que yo...
—Si estás embarazada o no, no tiene nada que ver con eso —respiró, mientras se levantaba de la cama—. Ahora. Tómate un día libre y descansa de tu viaje. Es una orden. —Luego la señaló y sonrió mientras se dirigía a la ducha.