Mae
—¿Mae? ¿Mae, cariño? June exclamó, moviéndose rápidamente hacia el lado de Mae.
Mae abrió los ojos y se percató de que aún estaba sentada en su silla, pero había perdido el conocimiento o desfallecido por un breve momento. Su abuela ahora estaba a su lado, con una expresión de profunda preocupación. Mae todavía se sentía aturdida y débil. La imagen de Raveena yacía inmóvil en su mente, una y otra vez.
—¿Estás bien? —preguntó June, extendiendo una mano para sentir la frente de Mae. Aún experimentaba un ligero mareo y escalofríos. El rostro sin vida de Raveena seguía atormentándola.
—La maté —susurró Mae.
La mente de Mae estaba invadida por las imágenes de su enfrentamiento y el cuerpo destrozado de Raveena en la base de la colina. El rostro de Raveena estaba congelado en un perpetuo grito de terror. Los puntos oscuros comenzaron a regresar, y Mae sintió que podría vomitar la sopa que su abuela la había obligado a comer. Se sentía fría y ansiaba recostarse.