El grupo de aventureros, marcado por la pérdida de su valiente compañero Darius, avanza con determinación hacia las antiguas ruinas donde se encuentra la clave para desentrañar el misterio del Pacto Olvidado. Con cada paso, el peso del sacrificio de Darius se hace más evidente, fortaleciendo su resolución de completar la misión que él comenzó.
Al llegar a las ruinas, son recibidos por un aire de solemnidad y misterio. Las piedras antiguas parecen susurrar historias olvidadas mientras el grupo se adentra en su interior, siguiendo los pasos de aquellos que vinieron antes que ellos en busca de respuestas.
En el corazón de las ruinas, encuentran una cámara oculta, cubierta de símbolos antiguos y adornada con artefactos sagrados. En el centro de la habitación yace un altar antiguo, radiando una energía poderosa que parece llamarlos.
Con determinación en sus corazones, el grupo se reúne alrededor del altar, preparados para enfrentarse al desafío final que les aguarda. Uno por uno, tocan el altar, invocando el poder del Pacto Olvidado y desatando una oleada de energía que los envuelve.
Pero en lugar de la oscuridad que esperaban encontrar, son recibidos por una luz brillante que los envuelve, disipando las sombras que han dominado el mundo durante tanto tiempo. En ese momento, comprenden la verdad: el Pacto Olvidado no era una maldición, sino una bendición disfrazada, destinada a mantener el equilibrio entre la luz y la oscuridad.
Con el poder del pacto a su lado, el grupo se levanta, renovado y revitalizado, listo para enfrentarse al futuro con valentía y determinación. A medida que salen de las ruinas, el sol brilla en lo alto, iluminando el camino hacia un nuevo amanecer.
En este capítulo, el Pacto Olvidado llega a su fin, dando paso a una nueva era de esperanza y renovación. Con el poder del pacto en sus manos, el grupo se prepara para enfrentar los desafíos que les aguardan, sabiendo que mientras permanezcan unidos y fieles a su propósito, nada podrá detenerlos en su búsqueda de la verdad y la justicia.