Dos meses después
Jesús Flores por fin había terminado su recuperación, al mismo momento recibido una misión de suma importancia que requería la colaboración de los capitanes de equipos de las distintas fuerzas armadas de México. La reunión tendría lugar en Limin, una ciudad histórica en el centro del país. La misión era de alto riesgo, necesitaba la experiencia y el conocimiento de varios equipos para tener éxito.
Jesús se encontraba en una sala de reuniones en un hotel de Limin, esperando la llegada de los capitanes. Mientras revisaba los detalles de la misión en su mente, la puerta se abrió y entraron dos hombres que no le eran desconocidos: los Capitanes Luis Méndez y Lucas Martínez.
La sorpresa y el alivio se reflejaron en el rostro de Jesús al ver a sus amigos y compañeros de equipo. No había estado seguro de sí podrían unirse a la reunión debido a sus compromisos en la base, pero su presencia era más que bienvenida. Por lo mismo una sonrisa se dejó ver en el rostro del pequeño capitán.
- Luis, Lucas, qué sorpresa verlos aquí! - exclamó Jesús, levantándose para saludar a sus amigos.
Luis sonrió ampliamente. - Sabíamos que necesitabas toda la ayuda posible, Jesús, así que nos hicimos un espacio en nuestras agendas. ¿Qué tienes para nosotros? -
Jesús comenzó a explicar los detalles de la misión: una operación encubierta para desmantelar una red de tráfico de armas y drogas en la región de Limin. La operación requería la coordinación de equipos de tierra y aire, así como la experiencia de los capitanes en operaciones especiales.
La reunión continuó durante varias horas con una discusión detallada de la estrategia, la logística y los recursos necesarios para llevar a cabo la operación con éxito. Cada capitán aportó su experiencia y conocimientos, se desarrolló un plan completo que aprovechaba las fortalezas de cada equipo, utilizando a cada miembro de equipo de forma óptima haciendo un trabajo que pareciera echo para que lo hagan ellos mismos.
La colaboración entre los capitanes fue fluida y práctica. La confianza mutua que habían construido a lo largo de los meses se reflejaron en su trabajo en equipo, después de todo llevaban meses viviendo juntos, no solo eso, practicando, estudiando y esforzándose al máximo estando codo a codo. nuestros tres protagonistas lideraron la planificación con determinación hablando, pidiendo opiniones, haciendo preguntas, modificando, mejorando cada estrategia, para poder estar un paso más del enemigo a la hora que dé inicio la misión y así también el estar preparado para cualquier problemática que pueda ocurrir.
Después de 6 horas al final de la reunión, tenían un plan sólido en su lugar y estaban listos para comenzar la operación en Limin. A pesar de los desafíos que enfrentarían, sabían que tenían a su lado a aliados en los que podían confiar plenamente.