Los primeros rayos del sol pintaban el cielo de tonos dorados mientras el entrenamiento en la base militar nayarita comenzaba. El sonido de botas golpeando el pavimento resonaba en el aire mientras los soldados se preparaban para el día. En este escenario, el Capitán Jesús Flores destacaba por su presencia imponente y su reputación como líder en las fuerzas especiales anti-terrorismo de la Armada de México.
Era un hombre respetado y temido por igual, conocido por su valentía en las misiones más peligrosas. Sin embargo, detrás de su exterior rudo se escondía un corazón apasionado y leal.
Un día, durante un entrenamiento especial en el campo de tiro, Jesús notó a un hombre que brillaba entre los demás. Era el Capitán Luis Méndez, líder de uno de los equipos de salvación terrestre. Luis mostraba una destreza excepcional con las armas de largo alcance y una determinación impresionante nunca antes vista en este batallón.
Jesús no pudo evitar sentirse intrigado al ver a este hombre que compartía su amor y dedicación por el servicio militar. Después del entrenamiento, Jesús se acercó a Luis para felicitarlo por su desempeño.
- "Ha hecho un trabajo impresionante, Capitán Méndez", dijo Jesús, con una voz profunda y seria.
Luis lo miró con respeto y una chispa de curiosidad en sus ojos. - "Gracias, Capitán Flores. Su liderazgo es muy bien conocido dentro de nuestras filas. Es un honor para mí el poder conocerlo y compartir al menos algunas palabras con una figura tan importante." esto lo dijo sin despegar ni un poco sus ojos del capitán Jesus, lo cual es algo peculiar ya que incluso los superiores le tienen algo de temor al capitán de las fuerzas especiales.
A medida que la conversación se volvía más amena, descubrieron que compartían no solo un compromiso impresionante con su trabajo, sino también valores similares y un sentido de responsabilidad hacia sus equipos. Y su pequeña charla no parecía pasar desapercibida ya que, desde la distancia en un rincón de la base, el Capitán Lucas Martínez, líder de un equipo de búsqueda aérea, observaba la interacción entre Jesús y Luis con interés e inclusive algo de intriga. Había oído hablar de ambos capitanes y estaba emocionado por la posibilidad de conocerlos.
Al pasar algunas horas desde que se separaron ambos capitanes, al oscurecer y llegar la hora de la cena, casualmente se encontraron ambos capitanes, junto con el mismo capitán que algunas horas antes los habia visto desde la distancia, pero él no desaprovecharía esta oportunidad nuevamente, al ver que ambos capitanes se sentaron juntos en una mesa del comedor, el corrió lo más rápido pero a la vez disimuladamente hacia ellos, para poder sentarse a su lado, utilizando de excusa no encontrar ningún asiento libre.
Al acercarse pudo escuchar que ambos capitanes hablaban acerca de sus mascotas, al parecer el capitán Luis tenia de mascota una pequeña cabrita de algunos 3 meses de edad, la cual era muy linda,
- Puede verla es muy pequeña y le encanta estar brincando por toda la casa, aunque por mi trabajo debe de estar en casa de mi madre ya que no quiero que haga un desastre en las barracas. - comento el capitán Luis.
- Wow si es bastante adorable - dijo con una cara bastante seria, pero podía sentirse que no soportaba tanta ternura el capitán Jesus.
- Una disculpa por la interrupción, pero logre escuchar su conversación y si no les molesta me gustaría poder mostrar a mi mascota a ambos, es un pequeño periquito que solo se la pasa gritando todo el día mi nombre. - menciona Lucas con mucha emoción en su voz.
- ¿Enserio podemos ver una foto del pequeño? - dice con una voz algo intrigada el capitán Jesus.
- Claro miren - Con una cara sonriente Lucas muestra una foto donde aparece un pequeño perico con plumas de color verde que apenas tapaban algo de su cuerpo, ya que todavía se notaban algunas partes donde carecía de estas.
- Ow se ve tan bonito - Rompe el silencio Luis.
- Si jajá es mi pequeña adoración - Lucas habla a la vez que comienza a sentarse en la silla más cercana de Jesus. - Por cierto, Capitán Jesus, ¿Usted tiene alguna mascota? - pregunta Lucas algo intrigado de saber que podría tener de mascota el temible capitán que aterraba cuarteles enteros.
- O sí, tengo una, es una pequeña gatita siberiana de nombre Kadama, - dice a la vez que saca una foto, - Es muy traviesa ya que le gusta rasguñar a las personas que no conoce, pero aun así todos los de mi equipo la aman, ya que sirve como una guardiana nocturna que ataca a cualquiera que se mueva por las sombras.
- Wow es súper tierna, y al parecer se parece a su dueño, ya que es peligrosa también jajá - Algo nervioso lo dice Luis
- Es muy cierto - Con voz segura menciona Lucas.
- Pues eso creo - Jesus dice mientras deja escapar una pequeña sonrisa casi imperceptible.
Ambos capitanes que acompañan a Jesus se percatan de esta sonrisa y se asombran ya que rara vez sonríe Jesus, pero no desaprovechan nada y comienzan a intentar hablar más hasta que es la hora de dormir, donde se despiden después de una gran platica entre capitanes.