"Hmm, como siempre, trayendo información impactante."
"..."
"De hecho, la mayoría de lo que dijiste ya lo sabíamos. No sé cómo fuiste tan rápido, pero hay cosas nuevas en tu reporte, así que lo tendré en cuenta ya que no es algo que se pueda ignorar."
Ahora que tengo la confianza de la máxima autoridad del reino, todo es más fácil. Una vez que Hayato recibió mi información, la tomó en serio y ajustó los planes en consecuencia.
La primera campaña era contra los ogros, donde había alrededor de 5 mil enemigos. Comenzamos con un asedio. Los soldados, alineados en formación, comenzaron a disparar los cañones mágicos.
Aunque rústicos en apariencia, estos cañones poseían el poder destructivo de un guerrero de cinco estrellas. Los estruendos de los disparos resonaban en el aire, y el humo se alzaba en nubes oscuras mientras los proyectiles impactaban contra los muros de la fortaleza ogra.
Después de más de 15 minutos de intensos disparos, finalmente se abrió una brecha en la muralla. La fortaleza, que inicialmente había demostrado una resistencia sorprendente gracias a los hechizos demoníacos que la protegían, comenzó a tambalearse.
Con los muros ahora abajo, los soldados avanzaron con determinación. Sorprendentemente, Hayato, el líder del ejército, encabezó la carga. Aunque su acción era peligrosa, era necesaria para elevar la moral de las tropas.
La visión de su líder al frente, espada en mano, infundió coraje en los corazones de los soldados. Como era de esperarse, la moral se elevó y los 50 mil soldados abrumaron fácilmente a los 5 mil ogros.
La fortaleza, a pesar de su pequeña guarnición, fue conquistada con solo unas pocas bajas en nuestras filas. Hayato, junto con la élite, se encargó personalmente del líder orco de cinco estrellas, un enfrentamiento que selló nuestra victoria de manera definitiva.
Luego de conquistarla, las batallas continuaron durante unos días todo fue fluido hasta que llegamos a mitad de camino en un cañón que estaba en el camino y era la única forma que un ejército de este tamaño llegara a la grieta.
Los exploradores informaron que había muchos monstruos en la salida del cañón, en un asedio y fortaleza improvisada, lo que nos puso en una situación difícil. Podríamos ir de frente aplicando la presión, pero eso requeriría el sacrificio de miles de soldados y es una situación que nos pondrá en apuros.
El cañón era un desfiladero estrecho y sinuoso, con paredes de roca que se elevaban a ambos lados, creando un embudo natural que facilitaba la defensa. Los ecos de los pasos de nuestro ejército resonaban en las paredes de roca, amplificando la sensación de encierro y vulnerabilidad. Las sombras largas proyectadas por las altas paredes del cañón parecían moverse con vida propia, creando una atmósfera opresiva y cargada de tensión.
Al acercarnos a la salida del cañón, la visión de la fortaleza improvisada se hizo más clara. Estaba construida con grandes troncos y rocas, fortificada con barricadas y trampas defensivas.
Los monstruos se movían inquietos dentro de la fortaleza, preparándose para el inevitable enfrentamiento. Podíamos ver a los ogros y otros seres demoníacos afilando sus armas y reforzando sus defensas.
El paso a través del cañón era tan estrecho que no más de cincuenta soldados podían avanzar en formación al mismo tiempo. Esto significaba que cualquier avance frontal se convertiría en un cuello de botella, donde nuestros soldados estarían expuestos a un fuego cruzado intenso y a emboscadas desde las alturas.
Además, la fortaleza improvisada estaba estratégicamente posicionada para maximizar el daño a nuestras fuerzas mientras intentábamos salir del cañón.
La situación era difícil. Sabíamos que un asalto directo resultaría en enormes bajas. Los soldados de menor rango, aquellos sin habilidades especiales o con poco entrenamiento, serían los primeros en caer. Incluso si colocábamos a nuestras unidades de élite al frente, el costo humano sería inmenso y nos dejaría debilitados para los enfrentamientos posteriores.
Estábamos en una encrucijada. Necesitábamos una estrategia sólida y viable para superar esta barrera natural y la fortaleza enemiga sin comprometer la integridad de nuestro ejército.
...
En una reunión estratégica con el Shogun y las figuras de poder dentro del ejército, estaban discutiendo qué hacer y qué parte del ejército deberíamos mandar primero.
La discusión continuó mientras yo analizaba todo lo que podía. Vi el mapa sobre la mesa y noté un río al noroeste de la ubicación de la fortaleza al final del cañón.
Me pregunté si era factible utilizarlo de alguna manera. No había señales de lluvia para causar un desborde y no había magos ni magia de agua lo suficientemente fuerte para provocarlo a propósito, pero tenía que ver el terreno para evaluar si era posible alguna otra estrategia.
Antes de que pudiera dar mi opinión, el Shogun calló a todos y comenzó a hablar con autoridad.
"No podemos utilizar a los soldados como carne de cañón. Necesitamos ideas sólidas y viables."
"Pero Shogun-sama , este es el único camino y el cañón es estrecho. No más de 50 soldados pueden atravesarlo a la vez. Si ponemos a la élite al frente, estaremos perdiendo poder de guerra de todas maneras. Es mejor sacrificar a los sin rango y a los de una estrella para invadir su fortaleza," replicó uno de Daimyo, a cargo de una parte del ejercito.
"también podemos poner algunos mercenarios, para no sacrificar nuestros soldados", sugirió otra persona, ignorando el hecho que soy uno, además note que es la persona a la cual están subordinado los tipos luna de sangre era el Daimyo Nero que también era unas cinco estrellas como Hayato, y tenía el apoyo del templo para ser el líder de esta incursión, paro al final no sucedió.
"no, los mercenarios no son tontos, si le pedimos algo así estamos buscando una revuelta interna." Replico Kuro la mano derecha de Hayato y también un Daimyo.
La discusión continua con la primicia que había que sacrificar a una parte del ejército para derribar la fortaleza
"como es improvisada, si le proporcionamos unas bombas mágicas, podemos destruirla si alguien logra llegar," añadió otro, su tono ansioso pero lleno de incertidumbre.
"Hey, ¿acaso perdiste la cabeza? Si explotan antes de llegar, solo estaremos dañándonos a nosotros mismos," intervino alguien más, la tensión en la sala aumentando con cada palabra.
"¿Acaso tienes una mejor idea?" fue la respuesta que resonó, subrayando la frustración general.
"¿Bombas mágicas?" Exclame al notar la nueva variable discutida.