POV: ???
El aire en las catacumbas estaba cargado de tensión. Las runas brillaban intensamente, resonando con una energía mágica que impregnaba el lugar. El shogun Hayato, con su espada desenvainada, lideraba a sus hombres contra los sacerdotes encapuchados. Los guerreros, entrenados para enfrentar cualquier amenaza, desplegaban sus artes con precisión mortal.
Los sacerdotes comenzaron a entonar cánticos, sus voces resonando a través de la cámara subterránea. El primero en actuar fue Hayato, que avanzó con la determinación grabada en su rostro. Con un movimiento fluido, blandió su espada hacia uno de los sacerdotes, pero una barrera se levantó en el último momento, desviando el ataque.
"¡Mantengan sus posiciones!", gritó el sacerdote líder, una mujer de voz firme y determinación inquebrantable.
Los sacerdotes no utilizaban magia oscura, sino elemental, pero sus colores eran diferentes a los comunes, eran más oscuros algo que hacia ver que tenían rasgos en ellos. Mientras unos protegían, otros lanzaban hechizos, creando ondas de choque que sacudían el suelo y las paredes.
Hayato apenas bloqueó con su espada un rayo amarillo oscuro dirigido por el sacerdote adjunto, un cuatro estrellas, un rango por debajo de él. Aun así, sintió cómo sus manos se entumecían por el impacto y no pudo evitar decir:
"¡Tengan cuidado! Ese rasgo oscuro fortalece sus ataques."
Los sacerdotes eran superados en número, apenas veinte contra los cincuenta guerreros de élite. Lentamente, comenzaban a verse superados, pero el tono de los elementos que manejaban se volvía más oscuro y sus fuerzas aumentaban, causando bajas entre los subordinados de Hayato. El tono oscuro de los elementos hacía los ataques más peligrosos e ignoraba las defensas.
Incluso cuando tenía los números a su favor, Hayato no pudo acercarse a los sacerdotes. Parecía que estaban recibiendo ayuda de algunas runas en la habitación que los mantenían a raya. el punto muerto duró un tiempo, y lentamente los subordinados de Hayato ganaban terreno gracias a su número, aunque hubo algunos sacrificios el resto no vacilo mientras continuaban presionando.
En ese momento el mercenario de ojos rojos que se había mantenido al margen de repente lanzó u hechizo nadie noto en qué momento hizo el catico, pero una lanza de rayos blanca se formó se disparó así a las defensas de los sacerdotes, ellos estaban confiados que su defensa que ni Hayato pudo atravesar no sería rota por un simple hechizo, pero sus sonrisas confiadas proto fueron rotas cuando la lanza los atravesó fácilmente y golpeo a un sacerdote que mantenía las defensas
"imposible " grito la sacerdote adjunto cuando vio que sus defensas fueron violadas fácilmente
Los guerreros a su alrededor desataron sus propios ataques aprovechando el momento. Kuro, el más leal a Hayato, blandía su katana con destreza, canalizando el poder del viento. Con un corte vertical, desató una ráfaga que levantó del suelo a un sacerdote, dejándolo a merced de los ataques de los demás guerreros, causando la primera muerte entre los sacerdotes.
El mercenario de ojos rojos continúo desatando hechizos de rayos blancos que zigzagueaban por el aire, impactando las barreras y rompiéndolas fácilmente. Sin perder la oportunidad, hayato y los guerreros avanzaron para acabar con el resto de los sacerdotes.
Uno de los sacerdotes, un hombre corpulento con una cicatriz que le cruzaba el rostro, contraatacó invocando un escudo de agua negra. El escudo reflejaba los ataques de los guerreros, pero Hayato no se dejó intimidar. Con un grito de guerra, concentró su energía en su espada y flamas azules se elevaron causando que la temperatura en la habitación se elevara, Con un golpe devastador, rompió el escudo del sacerdote, dejándolo sin defensa.
"¡Ahora!", gritó Hayato, señalando a sus hombres.
Los guerreros avanzaron con ferocidad renovada. Llamas, viento y otros elementos se combinaron en un asalto imparable. Los sacerdotes, al perder su magia defensiva, comenzaron a retroceder, incapaces de resistir la ofensiva coordinada de los guerreros de Hayato.
En ese momento, algunos sacerdotes encapuchados intentaron llegar al fondo de la habitación, donde una puerta reveló a muchas personas vivas, al parecer rehenes.
Cuando uno de los encapuchados intentó agarrar a un rehén, fue cortado y cayó muerto sin saber qué pasó, así como el resto que había entrado a la habitación. Ambos lados notaron esto, pero ninguno tenía margen de maniobra para prestarle atención.
El sacerdote líder, viendo la derrota inminente, comenzó a recitar un hechizo oscuro, su voz resonando con un tono sobrenatural. El negro de los rayos de sus hechizos comenzó a espesarse y, antes de que Hayato pudiera alcanzarla, el mano casi negro envolvió su cuerpo, dándole una apariencia demoníaca.
Garras, cuernos y una horrible apariencia reemplazaron su forma humana, transformándola en un demonio. Con sus manos rodeadas de rayos ahora completamente negros, detuvo la espada de Hayato que desprendía un poderoso calor, sin verse afectada. De alguna manera, su fuerza igualaba a la de Hayato.
La sacerdotisa demonizada lanzó un rayo negro hacia Hayato, quien lo esquivó por poco, Sin perder un segundo, contraatacó con un barrido de su espada envuelta en llamas azules, creando un arco de fuego que iluminó la cámara.
El demonio esquivó el ataque con agilidad, moviéndose con una velocidad inhumana. Sus ojos rojos brillaban con malevolencia mientras lanzaba una ráfaga de rayos negros hacia Hayato. El shogun levantó su espada, bloqueando los rayos con un escudo de fuego azul, que chisporroteó al entrar en contacto con la energía oscura.
"maldición ya es demasiado tarde para ti as vendido tu alma a los demonios" dijo después de tener un pequeño espacio para analizar la situación
El resto de los sodados y sacerdotes tomaron distancia por la intensidad del enfrentamiento
Con un movimiento rápido, la sacerdotisa demonizada cerró la distancia, sus garras negras intentando desgarrar la armadura de Hayato. Este desvió los ataques con su espada, las chispas volando cada vez que el acero y las garras chocaban. La batalla era feroz y cada golpe resonaba en las paredes de las catacumbas.
Hayato contraatacó con un golpe diagonal de su arte, pero la demonio bloqueó con sus garras, desviando la espada de Hayato y lanzando un rayo oscuro desde su otra mano. El shogun apenas tuvo tiempo para girar y evitar el impacto, pero el rayo golpeó el suelo, creando una explosión que lo lanzó hacia atrás.
La demonio no perdió tiempo, aprovechó la oportunidad para cerrar la distancia de nuevo, lanzando una ráfaga de golpes con sus garras.
Hayato paró y esquivó cada golpe con una precisión impecable, pero la fuerza de los ataques era descomunal. Con un rugido de esfuerzo, Hayato concentró su energía en su espada, desatando un barrido de fuego azul que forzó al demonio a retroceder.
"¡No puedes ganar!" rugió el demonio, lanzándose de nuevo al ataque con una furia imparable.
Hayato sabía que debía terminar la batalla rápidamente. Con un esfuerzo supremo, canalizó toda su energía en su espada, que ahora brillaba con un fuego azul cegador. La demonio, percibiendo el peligro, intentó detenerlo con una ráfaga de rayos, pero Hayato avanzó a través de los ataques, soportando el dolor y el daño.
La sacerdotisa demonizada lo ataco, sus garras brillando con una energía oscura. Hayato, con un grito de esfuerzo, desvió las garras con su espada y giró, entregando un corte horizontal que dejó una estela de fuego azul en su camino. La demonio fue envuelta en llamas, pero se mantuvo de pie, luchando contra el dolor.
Con un último esfuerzo, la demonio intentó clavar sus garras en Hayato, pero este bloqueó el ataque con su espada y, con un movimiento decisivo, atravesó el estómago de demonio . La sacerdotisa gritó en agonía mientras su forma demoníaca comenzaba a desintegrarse bajo el poder del fuego azul.
La sacerdotisa, ahora regresando brevemente a su forma humana, miró a Hayato con ojos llenos de odio antes de caer al suelo. Hayato, respirando pesada y gravemente herido, miró a su alrededor, viendo que sus hombres habían logrado someter a los restantes sacerdotes. La batalla en las catacumbas había terminado,