Su Chengyu también sabía que esa gente no tenía buenas intenciones; bajo la tentación del Hueso Divino del Dragón Verdadero, serían capaces de cualquier cosa.
Nunca le permitirían abandonar este lugar fácilmente.
—Así es, matémoslo primero, arrebatemos los Huesos Divinos del Dragón Verdadero y dividamos todos los tesoros —dijo uno de ellos.
Impulsados por la codicia, muchos estaban ansiosos por tomar acción, listos para atacar en cualquier momento.
La comisura de la boca de Su Chengyu se curvó ligeramente mientras de repente lanzaba más de diez Encantos de Dios, entre los cuales había tanto Sellos de Trueno Urgente Púrpura como Amuletos de Fuego Llameante.
Había matado a bastantes personas en el camino y saqueado muchos Encantos de Dios.
Los más de diez Encantos de Dios explotaron todos a la vez, y su poder ciertamente era imaginable.
