—¡Bien! ¡Muy bien! Su Chengyu, ¡estás buscando la muerte! —El cuerpo de Hua Zhantang estallaba de ira e intención asesina. Su expresión era tan sombría que era un poco aterradora. Juró matar a Su Chengyu.
—Ese día, dije que te devolvería la humillación que me hiciste algún día. Ya que nos hemos encontrado hoy, no hay necesidad de esperar. Arreglemos los agravios viejos y nuevos juntos para que no tenga que seguir pensando en ello.
—¡Ridículo! ¡Qué ridículo! Eres un simple artista marcial de cuarto grado y sin embargo te atreves a provocarme. Nadie puede salvarte hoy. —El aura de Hua Zhantang era como un arco iris. Su Chengyu soltó a Lin Chuxue, se dio la vuelta y salió corriendo de la tienda de barbacoa.
—¿Quieres correr? ¿Puedes escapar? —Hua Zhantang gritó con enojo y lo persiguió.