—Maestro, lo siento, no te hice caso. Salí solo y me atraparon los malos. Sé que estuve mal, por favor no me mandes de vuelta a Lin Jiang
Yu Yanshu no dejaba de disculparse, aterrada por la idea de ser enviada de vuelta a Lin Jiang por Su Chengyu.
—No es tu culpa, es mía. Debería haberte llevado conmigo, no dejarte sola en el hotel
Su Chengyu realmente no culpaba a Yu Yanshu, y no tenía el corazón para regañar a su única discípula.
Yu Yanshu soltó el cuello de Su Chengyu, limpiándose las lágrimas del rostro, él le pellizcó la nariz, preguntando:
—Entonces, ¿qué estabas haciendo allí sola? ¿Cómo lograron atraparte?
Yu Yanshu apretó los labios con cautela, diciendo, —Prométeme que no me gritarás ni te enojarás si te digo la verdad.
—Está bien, prometo no gritarte, ni enojarme —dijo Su Chengyu, riendo.
—Estaba pensando en dejar la ciudad para encontrar un lugar para Avanzar al Reino de Establecimiento de Fundación —respondió Yu Yanshu en voz baja.