Al ver que no podía siquiera tocar una esquina de la ropa de Su Chengyu después de varios intentos, Xiang Yuesheng se volvía cada vez más furioso. Dado el nivel de Xiang Yuesheng, era naturalmente consciente de que los oficiales del gran espacio aéreo de varias sucursales del Alma del Dragón observaban discretamente la situación. Él había hecho personalmente un movimiento, arriesgándose a entrar en el Departamento del Alma del Dragón para matar, pero había sido incapaz de herir a este joven, lo cual era algo humillante.
—Debe tener algún tesoro mágico posicional en él —auxíliame, debemos derribarlo.
Xiang Yuesheng sabía que su tiempo se agotaba. Una vez que He Lian Xuan y Xue Yuqin se apresuraran a intervenir, él no tendría oportunidad.
