—¿Cómo podría Su Chengyu no entender los sentimientos de Liu Yan hacia él? —Su Chengyu había estado pensando en encontrar una oportunidad adecuada para conquistarla. Sin embargo, el reciente secuestro de Lin Chuxue lo había hecho más cauteloso y estaba preocupado por involucrar a Liu Yan.
Su Chengyu se quedó en el bar hasta la hora de cierre y luego llevó a todo el personal a comer bocadillos nocturnos en la Calle del Viejo Cuervo, donde Xu Nanzhi y Liu Yan solían pasar el rato.
Liu Yan se cambió a un atuendo sexy que acentuaba su voluptuosa figura al máximo. Se sentó en el asiento del pasajero del coche de Su Chengyu, con las largas piernas cruzadas sobre la consola central. Bajo el contorno de sus medias negras, sus piernas parecían aún más esbeltas y redondeadas, tentando a cualquiera a tocarlas.
Su Chengyu parecía estar concentrado en conducir, pero no podía resistirse a echarle miradas de vez en cuando.
—¿Qué tal me veo? —preguntó Liu Yan.
