—Es posible. Pero tal como dijo el monstruo, esas tres tareas tuyas no son fáciles. Debes tener el Loto del Corazón Arcoíris para que yo pueda resolverlas. Entrégame los Fragmentos del Loto Verde, y restauraré el Loto del Corazón Arcoíris, entonces puedo ayudarte —dijo Qingxu Zi dejando su taza de té.
—¿Así que me estás engañando? Te doy los fragmentos, y si te niegas a ayudarme, no puedo hacer nada contigo dada tu fuerza —resopló fríamente Su Chengyu.
—Estoy dispuesto a jurar por mi Corazón del Dao que si rompo mi promesa, que los Cinco Truenos me derriben para que sea destruido en el trueno, sin poder reencarnar nunca más —juró Qingxu Zi por su Corazón del Dao, lo que hizo que Su Chengyu le creyera un poco más.
Aquellos que cultivan no pueden hacer un juramento a la ligera, especialmente un juramento sobre el Corazón del Dao. Si rompen el juramento, sufrirán un contragolpe.
Su Chengyu aún estaba algo indeciso. Qingxu Zi dijo: