—¡Uno! —Su Chengyu dijo con una mirada fría.
—¡Su Chengyu, no me provoques! ¿Realmente quieres que traiga a Xu Nanzhi a nuestra perdición? —Hong Zhen Ting estaba al borde de la locura, empujado al límite por Su Chengyu.
Siempre había forzado a los demás, pero ahora era él quien estaba siendo empujado al extremo. Hong Zhen Ting estaba emocionalmente agitado, su mano sosteniendo la pistola temblaba incessantemente, listo para apretar el gatillo en cualquier momento, matando a Xu Nanzhi de un disparo.
Xu Nanzhi, bajo su control, parecía intrépida. Su Chengyu ya le había dicho telepáticamente que no tuviera miedo.
—¡Dos! —La voz de Su Chengyu era tan ominosa como un presagio de muerte, haciendo que Hong Zhen Ting sintiera hormigueo en su cuero cabelludo y dolor pulsante en la cabeza, en un puro caos.