—¡Quién te ha perjudicado! ¿Cómo lo sabrías si no hubieras rebuscado entre mi ropa? ¡Su Chengyu, das asco, yo... te odio! —La cara de Fang Qing se sonrojó de vergüenza e indignación. Aunque en el fondo le gustaba Su Chengyu, no podía aceptar que él hiciera algo tan sórdido.
—Tu ropa interior estaba encima cuando entré y la vi de inmediato. Además, soy un cultivador. Mis sentidos son mucho más agudos que los de las personas ordinarias y tengo un olfato muy fino... lo juro, ¡no toqué tu ropa en absoluto! —Su Chengyu sentía que ninguna excusa limpiaría su nombre. Aunque el pensamiento sórdido solo le había cruzado por la mente brevemente, ciertamente no actuaría basado en ello. Intentó explicarse desesperadamente.
—¿De verdad no lo hiciste? —Fang Qing estaba escéptica.
—¡Lo juro, no lo hice! Deberías revisar de nuevo. ¿Estaba tu ropa desordenada cuando entraste? —Su Chengyu dijo con seriedad.
