El Director Zhou pasó varios semáforos en rojo seguidos, temiendo que sus subordinados no hubieran hecho bien su trabajo.
Pronto sonó el teléfono.
Sin dudarlo un momento, el Director Zhou respondió la llamada.
—¿Cuál es la situación? ¿Se fue Ren Feifan?
Si Ren Feifan se había ido, Xu Guosheng no estaría demasiado enojado, de lo contrario, ¡Xu Guosheng era del tipo que absolutamente cumpliría lo que dijera!
—Um...Director Zhou...
Liu Xiu vaciló.
—¡Habla con claridad!
—Maestro Ren... Maestro Ren... ¡No se irá!
—¡Boom!
¡El Director Zhou frenó tan fuerte que casi se disparó el airbag! Agarró su teléfono y gritó:
—¿Qué has dicho?
Liu Xiu, que nunca había escuchado la explosiva ira del Director Zhou antes, tartamudeó al siguiente segundo:
—Ren...Maestro Ren...¡no se irá!
—¡Maldición!
