—¡Vuelvan a atacar! ¡Este viejo casi ha terminado! —El Aplicador de la Ley rugió furiosamente mientras que aquellas fuerzas armadas reunían nuevamente un agudo oleaje de Qi Verdadero.
—¡Boom! —Casi instantáneamente, la puerta de hierro fue volada.
Zheng Xinquan sintió que ya no podía suprimir el oleaje de qi y sangre, y lo escupió. Aterrizó directamente en las caras del primer renglón de personal armado. Era una vista impactante. También había una cantidad no pequeña de sangre fresca sobre el Aplicador de la Ley. Murmuró maldiciones, —¡Qué mala suerte!.
Luego, su mirada cayó agudamente sobre Ren Feifan. Se sorprendió ligeramente porque el aura sobre este tipo se hacía más concentrada, parecía que estaba al borde de un avance. De ninguna manera, tenía que detenerlo inmediatamente. Rápidamente formó un sello con las manos, enviando un oleaje de Qi Verdadero que impactó en la espalda de Ren Feifan.
