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Pedro Brown conducía aproximadamente un kilómetro cuando vieron una gran zona de minería, llena de piedras brutas por todas partes.
—¿Quién está ahí?
Cuando su coche entró en la zona, varios soldados armados de repente salieron corriendo.
Al verlos, Pedro no solo no dudó, sino que lanzó las piedras rotas preparadas que tenía en la mano.
Dos de los que salieron cargando ya estaban en el suelo.
Mirando a las dos mujeres, Pedro vio que la energía de sus talismanes no se había agotado y decidió no lanzar nuevas protecciones para ellas.
En ese momento, los gritos seguían emanando desde dentro y aún más soldados salieron cargando.
Sabiendo que estas personas estaban relacionadas con Stephen Taylor, Pedro no tenía intención de dejarlas ir. Lanzaba aún más piedras rotas desde su mano.
—¡Ataquen!
Sus guardaespaldas eran muy fuertes y lanzaban ataques sin cesar.
Era evidente que estas personas eran asesinos, sus cuerpos irradiaban intención asesina.