—¿Cómo están tus tres hermanas menores y tus dos hermanos menores ahora?
Al escuchar la pregunta de Pedro, Heidi Jones le lanzó una mirada coqueta y dijo:
—Por fin muestras interés por mis asuntos.
Recién salida de un baño, el cuerpo de Heidi desprendía un encantador aroma, que llenaba el aire mientras se sentaba junto a Pedro.
Al ver la mirada de Pedro, Heidi sonrió orgullosa y susurró:
—¿Quieres ir a otro lugar a mirar?
Sorbiendo vino, Pedro se atragantó en un ataque de tos, sin palabras ante la audacia de Heidi.
—Gracias a ti que nuestra familia ha cambiado. Desde que empezaste a preocuparte, nuestra familia ha experimentado cambios significativos. La última vez que fui a la capital provincial, traje algo de dinero de vez en cuando, y ahora en casa van bien las cosas —dijo Heidi, con los ojos vidriosos, casi al borde de las lágrimas. Sabía que su felicidad había sido obra de Pedro.