Peter Brown no pensaba mucho en los asuntos de Edward Martin. Vino a la capital provincial para asistir a la universidad y cumplir su sueño.
De pie en la entrada, mirando el gran letrero, y observando a los estudiantes entrar en este Portal con risas y alegría, Pedro se sintió un poco aturdido.
¡Por fin podría ir a la universidad!
Este sueño era algo que Pedro había abandonado después de entrar en prisión, pero nunca se imaginó que realmente cruzaría este umbral.
Hoy era el día de inscripción, y muchos coches habían llegado aquí, muchos de los cuales eran coches de lujo.
Peter Brown no era ostentoso sino que parecía muy discreto.
Su ropa barata daba la impresión de que venía de una familia no tan acomodada.
No hubo encuentros con hermosas hermanas mayores. Pedro fue a pagar, se registró y luego llegó al dormitorio que le asignaron.
El dormitorio de la Universidad Médica Provincial era bastante agradable, con cuatro camas e incluso cables de red.