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Greg estaba muy satisfecho con la actitud del Tío Hall. Había pensado que tomaría algo de esfuerzo, pero el Tío Hall demostró ser muy comprensivo.
Sacó un antídoto y lo colocó sobre la mesa.
Los ojos del Tío Hall se estrecharon mientras miraba la pequeña píldora sobre la mesa de café, llenos de anhelo.
Pero no se movió.
No era que no la quisiera, sino que ¡Greg aún no le había dado permiso para tomarla!
Greg dijo con indiferencia, "Esta píldora mantendrá el veneno a raya durante una semana.
Sin embargo, lo que necesito aclarar es que si vuelvo a oír que estás oprimiendo al bueno y cometiendo maldades, esta será la última antídoto que recibirás."
El Tío Hall rompió a sudar frío en el acto y le aseguró rápidamente, "Descanse tranquilo, definitivamente cambiaré mis maneras y nunca más cometeré esos actos inhumanos."
"Hmm, es bueno para ti hacer más buenas acciones normalmente."
"Sí, señor Jensen, seguro que atenderé su consejo."
