—¿No te parece que estás siendo grosero? —miró Louise a William Cole.
—Está bien —se encogió de hombros indiferente William Cole.
Continuó comiendo su bistec, recuperando sus fuerzas.
Habiéndose agotado el día anterior y habiendo dormido mal esa noche, sumado a la pérdida de algo de sangre, incluso William Cole se sentía algo débil.
Ignorando a Louise, devoró varios trozos de bistec y sintió que su fuerza regresaba sustancialmente.
En el otro lado, Charled y Raymond Robbinson hablaban entre sí.
—¿Qué está pasando? ¿Cómo lograste traer a William Cole aquí también? —bajó la voz Charled.
—Este tipo es propenso a causar problemas y es naturalmente destructivo.
—¿No tienes miedo de que arruine nuestro plan? —agregó.
—Te advierto, el Duque toma este asunto muy en serio.
—Si arruinas esto, ¿crees que el Duque te dejará escapar?
—William Cole es una calamidad, más te vale que te encargues de él —continuó Charled.