—Las palabras de Edwin Campbell causaron un cambio drástico en el semblante de Bettie Keith, y tartamudeó mientras miraba a Edwin Campbell —Maestro, ¿de qué está hablando? No entiendo lo que dice.
—¿Venganza? ¿De qué habla? No entiendo ni una palabra.
—Soy su esposa, soy Bettie, no me asuste.
—Si está enfermo, iré a llamar al médico enseguida.
Bettie Keith se giró para irse.
Pero Edwin Campbell la reprendió severamente —¡Quieta!
Bettie Keith se detuvo en seco, su cuerpo delicado rígido, luego se giró incrédula para mirar a Edwin Campbell.
Solo para escuchar que la voz de Edwin Campbell seguía diciendo —No te apresures a huir, si hubiera querido matarte, lo habría hecho hace mucho tiempo, sin esperar a hoy, de hecho, he conocido tu identidad desde hace un tiempo.
—De lo contrario, ¿por qué crees que pagué por tu educación? Tan pronto como dijiste que querías venir a mi casa a trabajar como niñera, adiviné lo que estabas pensando.
