Al oír esto, los ojos de William Cole se estrecharon y de ellos brotó una ráfaga de frío glacial.
No importaba quién fuera, si querían matar a su hijo, tendrían que pedirle permiso.
—¿Han movido ficha? —preguntó William Cole con voz fría.
Nathaniel Amanecer sacudió la cabeza con una sonrisa—. El líder de la secta ha dado órdenes, no se atreverían a actuar imprudentemente.
—Sin embargo, estas viejas criaturas son bastante oportunistas. Cuando era joven y podría convertirme en el próximo heredero, hicieron todo lo posible por congraciarse conmigo.
—Más tarde, cuando supieron que no podría convertirme en el heredero, me dejaron a un lado. Así es la calidez y el frío de las relaciones humanas.
—El modo en que la Secta del Amanecer cría a sus descendientes es muy especial. Los jóvenes no se quedan con sus madres para ser criados, sino que, como las antiguas familias reales, son criados por sirvientas.