El carruaje estaba en silencio.
Cien mil taeles de oro, nadie podía resistir la tentación.
—William Cole soltó una risa fría —¿Agencia de Escolta Sombra Oscura? Jaja, no me di cuenta de que mi cabeza valía tanto.
Luego miró hacia Ruth Amanecer y advirtió —Ruth, ¿por qué no te mudas a mi lugar por un tiempo? Has escuchado la situación, con cien mil taeles de oro, esas personas asesinarán como locos.
—Ruth Amanecer negó con la cabeza —No es necesario, tengo trescientos Guardias del Tigre Negro dados por la Sra. Cole, no habrá problemas.
—Además, los métodos de Nora Walker son limitados, y ahora es cuando Farmacéutica Dawn está expandiéndose. Es imposible para mí no salir de casa, no ir a la empresa —añadió Ruth—. Incluso si esas personas vienen a matarme, aún necesito ir a la empresa.
Lo que más temía William Cole era que Ruth Amanecer fuera así; una vez que decidía algo, nunca miraba atrás.
—Entonces tú... —William Cole frunció el ceño.