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Bajo la atenta mirada de todos, Josephine Hayes, que supuestamente estaba muerta, milagrosamente volvía a estar viva.
Ella estaba viva, justo delante de sus ojos.
George White y un grupo de doctores se sintieron como si hubiesen recibido una fuerte bofetada. ¡Sus mejillas ardían con una sensación de quemazón!
¿La persona que habían declarado muerta estaba realmente viva?
¿Qué demonios estaba pasando!
Habían comprobado minuciosamente: Josephine Hayes estaba muerta. No respiraba, no tenía pulso, su corazón había dejado de latir.
¿Cómo podía estar... viva?
Silas Hayes y Harmony Carter, desconcertados, se quedaron paralizados, incapaces de procesar lo que estaba ocurriendo.
—Papá, Mamá. ¿Qué os deja tan atónitos? ¡Josephine ha despertado! —gritó Joshua Hayes.
—¡Mi hija!
Solo entonces Silas y Harmony recuperaron la compostura, corriendo hacia Josephine con lágrimas de alegría brillando en sus ojos.