—El veneno y antídoto que preparé no tienen problemas, el problema está en ellos —Yagyuu Yuukiko estaba allí, mirando hacia el estrado del árbitro.
—¿Quién iba a saber que habían comido frijoles mungo de antemano? No se puede esperar que prevea el futuro —Yagyuu Yuukiko lucía una sonrisa juguetona.
—Ellos bebieron la sopa de frijol mungo por sí mismos, ¿qué tiene que ver eso conmigo?
—La regla de la competición menciona específicamente que no podemos preparar un veneno sin un antídoto.
—El veneno que preparé sí tiene un antídoto, está justo aquí.
—Pero ellos bebieron sopa de frijol mungo, convirtiendo el veneno que de otro modo podría desintoxicarse en uno incurable, seguramente no puedes culparme por eso —al escuchar las palabras de Yagyuu Yuukiko, todos los chinos presentes estaban furiosos.
—¡Despreciable!
—¡Ustedes japoneses son demasiado desvergonzados!
—¡Maldición! ¡Esto es el colmo de la desfachatez!