—Jaein, estás vivo... estás realmente vivo... —Park Seong-an estaba atónito, pero reaccionó al instante. Si Guillermo Cole podía fingir su muerte, ¿por qué no podría hacerlo su hijo?
En ese momento, Park Seong-an se dio cuenta de todo. Todo había sido parte del plan de Guillermo Cole, desde la muerte fingida de su hijo en adelante; todos habían caído en la trampa de Guillermo Cole.
—Mi querido padre, soy yo. ¿Recién te das cuenta de que soy yo? —La fría sonrisa en el rostro de Park Jai Yin.
Park Seong-an dijo apresuradamente:
—¡Sálvame, salva a tu padre! Tu padre está herido...
—Lo sé. —Park Jai Yin se mostró impasible.
—¿Entonces por qué no me salvas? —Park Seong-an estaba algo furioso.
Park Jai Yin preguntó con una sonrisa:
—Mi querido padre, ¿tienes alguna idea de cómo ocurrió tu accidente de coche?
—Tú hiciste esto... —Park Seong-an no podía creerlo.
Park Jai Yin soltó una risa, una risa extremadamente fría:
—Desafortunadamente, te das cuenta un poco demasiado tarde.