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A las ocho de la noche, Ruth Amanecer tomó la iniciativa y condujo su BMW hacia el Salón Trece.
William Cole, después de haberse puesto un traje diferente, se acomodó en el asiento del pasajero.
—Esto es para ti —dijo la mujer lanzando un regalo cuidadosamente envuelto—. Lo conseguí para tu inauguración del Trece Hall.
—Vaya, tenías un regalo preparado —rió William Cole.
—¡Hmph! —Ruth rodó los ojos—. ¿Qué pensabas? ¿Actuaría así si no fuera porque Minnie Wright siempre me molesta?
—Creo que lo está haciendo a propósito para que nos divorciemos —dijo él—. Parece que tú tampoco quieres un divorcio.
—William Cole sonrió levemente.
—Ruth Amanecer lo miró fijamente—. ¿Quién dijo que no quiero un divorcio? Pero por ahora, no hay necesidad de divorciarnos. Con tú siendo mi escudo, las cosas han sido más convenientes para mí.
—Cuando hayas perdido completamente tu valor, entonces te dejaré, ¡te patearé lejos! —la mujer apretó los dientes con un tono de resentimiento.