—¿Maestro? ¡Ja, espero que realmente vivas nueve mil años! —Grulla Blanca, al ver que la situación se había resuelto, lanzó una mirada profunda a William Cole antes de darse la vuelta, llevando a sus hombres.
—Maestro, ese hombre le faltó el respeto. ¿Deberíamos deshacernos de él? —Tigre Blanco habló fríamente.
—No es necesario. —William Cole negó con la cabeza—. Era el hijo adoptivo del anterior Maestro. Sin duda, no estará de buen ánimo ahora que su padre adoptivo está muerto. Es lo natural.
—¡Entendido, Maestro! —Tigre Blanco asintió, tomando su posición a un lado.
—Maestro, ¿qué deberíamos hacer a continuación? —Ave Bermellón preguntó con una leve sonrisa.
—Deja de llamarme 'Maestro—suspiró William Cole—. No estoy hecho para este puesto. Solo soy un humilde médico, pasando mis días tratando gente y charlando con los vecinos. Este torbellino de poder realmente no es para mí.