La siguiente mañana, justo cuando amanecía.
Celia Torres puso su plan en marcha, y un gran grupo de manifestantes médicos se reunió afuera de las puertas del Salón Trece, levantando docenas de pancartas.
Todos aquellos que habían tenido la mano rota por el Salón Trece el día anterior estaban vendados, gritando furiosamente al edificio y exigiendo justicia.
Periodistas de las estaciones de televisión y figuras famosas de internet que hacían transmisiones en vivo habían instalado sus equipos de transmisión, listos para transmitir la escena en directo.
—¡Abran, médicos bribones! —gritaban.
—Ustedes agredieron a pacientes y causaron muerte con su tratamiento. Ahora les acusamos, todos están aquí para defender sus derechos. ¿Se atreven a abrir la puerta después de agredir a alguien?
—Si tienen agallas, abran, ¡médicos bribones!
La puerta del Salón Trece estaba abarrotada por cientos de pacientes, creando una escena animada.