—Curandero, maldito curandero.
El hombre, lívido de rabia, se lanzó contra Eloise Torres, con los ojos inyectados en sangre.
De un brinco, se abalanzó sobre ella, la agarró por el cuello y le propinó una docena de fuertes bofetadas en la cara.
—Mi papá todavía respiraba hasta que entraste con tus agujas, y ahora se ha ido.
—¿Vas a negar que fue tu tratamiento lo que lo mató?
—¡Devuélveme la vida de mi padre!
—¡Te voy a demandar, y vas a ver la cárcel!
La cabeza de Eloise daba vueltas por los golpes. Archie Dawn, al ver a su esposa siendo agredida, intentó intervenir, pero el hombre también se volvió furioso contra él, propinándole unas cuantas bofetadas.
—¿Cómo te atreves a golpearme? —bramó Eloise como una pescadera.
—¿Tienes la audacia de pegarme?
—Tu padre ya estaba gravemente enfermo y es su propia maldita culpa que esté muerto, ¿qué tiene que ver eso conmigo?