—¿Negociando negocios? —Rupert se sorprendió por las palabras de Basil Jaak; no había tenido tratos comerciales con Jaak.
—Sí, hoy he venido a ti porque quiero discutir un asunto importante contigo, Hermano —asintió Basil Jaak.
—¿Cuál es el problema, dilo nomás. Definitivamente ayudaré si puedo. No hables de negocios o no negocios, eso es demasiado formal —dijo Rupert con una actitud franca.
—Los negocios son negocios, y la amistad es amistad —rechazó Basil Jaak—. Hermano Rupert, como sabes, me quedo principalmente en Ciudad del Mar Oriental, y en Montaña de Tres Hojas, tenemos diamantes y hierbas tradicionales chinas, así que, necesito a alguien que me ayude a guardarlas, je je...
—¿Quieres decir que quieres que organice gente para cuidar esas tres montañas para ti? No hay problema, déjamelo a mí. Si algo falta, ¡ven directo a mí! —Rupert entendió inmediatamente.