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—El primer rayo de sol de la mañana se filtró en la habitación —Basil Jaak tenía a Lydia White en sus brazos mientras abría sus ojos adormilados, captando inmediatamente la vista de ella en su abrazo.
Los dos no llevaban nada puesto, cubiertos solo por una sábana blanca. La palma de Basil tocó la suave piel de Lydia y al instante sintió una calidez similar al jade suave, refrescante para el corazón y deliciosa para el alma.
—Mmm... —Lydia, que estaba profundamente dormida, de repente se despertó por los movimientos de Basil.
En un estado de confusión, Lydia se sobresaltó e instintivamente soltó un sonido, luego se despertó por completo y alcanzó a pellizcar por detrás.
—¡Oh no! —Basil Jaak exclamó, presintiendo problemas e intentando esquivar hacia un lado, pero obviamente era demasiado tarde y se resignó a su destino.