Lin Dong llevó con facilidad la pesada piedra de jade verde Imperial Green fuera de la casa de subastas.
Al ver esto, Tang Han no pudo evitar decir —Hermano Dongzi, eres como un dios descendiendo a la tierra.
Lin Dong rió y dijo —Hazme un favor, llama a un camión para que venga y que lleve esto a la residencia de primera clase de Tang Chen. Cuando llegue el momento, les daré un pedazo de este jade para que hagan estatuas de Buda.
—¿Qué? —Al escuchar esto, Tang Han estaba eufórica—. ¡Hermano Dongzi, uah, eres demasiado generoso!
Estaba tan emocionada que casi lloraba.
Tang Jun también estaba extático —Hermano Dongzi, de ahora en adelante, lo que me pidas que haga, lo haré.
Era de tipo vidrio verde Imperial, y Lin Dong en realidad planeaba darles un pedazo para tallar estatuas de Buda.
Si esta calidad de jadeíta se transformara en una estatua de Buda para el regalo de cumpleaños de la Abuela, seguramente estaría encantada.
