Chu Yunxiu escuchó en realidad con gran interés; le gustaba oír sobre esas cosas.
Curiosa, preguntó —¿Entonces qué pasó al final? ¿Cómo lo resolviste? No compensaste al dueño del Ferrari, ¿verdad?
El novio de la hija del Sr. Song dijo riéndose —¿Cómo podría ser posible eso, quién crees que soy? Tengo muchas conexiones; ¡de ninguna manera compensaría!
—Tía Chu, ¿sabes quién era la persona que golpeé? Ese era el hijo del Rey de las Apuestas. Si fuera una persona promedio, ¿cómo podrían sobrevivir?
—Pero si soy yo, por supuesto, no habría ningún problema en absoluto. Conozco al Rey de las Apuestas e incluso le he dado consejos de inversión. Con solo una llamada, lo hice venir, y él hizo que su hijo se disculpara amablemente conmigo...
Al oír esto, Chu Yunxiu exclamó —Eres realmente increíble.
