Después de que Lin Dong masacrara casualmente a los tres seres trascendentes del Oeste, se giró hacia Ishii Ichiro.
Ishii Ichiro parecía estar muerto de miedo.
—¡Tu turno, Ishii Ichiro! —Lin Dong dijo con voz profunda.
Mientras hablaba, se preparaba para hacer su movimiento.
Al ver esto, Ishii Ichiro gruñó:
—¡Maestro Lin, me estás obligando!
—¡Vamos, que suban todos aquí!
Justo en ese momento, un grupo de Guerreros Yinghua emergió de entre los Comerciantes de Yinghua, cada uno con una Hoja Samurai en la mano.
Cada uno de ellos sujetaba a un rehén en su agarre.
Las personas del País del Dragón que habían capturado eran todos incapaces.
Los sujetaban con una mano y sostenían la Hoja Samurai en sus cuellos con la otra.
Al ver esto, la cara de Lin Dong cambió drásticamente, y la mano que estaba a punto de golpear a Ishii Ichiro se congeló.
Al ver esto, Ishii Ichiro gruñó:
—¡Maestro Lin, si te atreves a matarme, no uno de estos vivirá!