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En ese momento, Lin Dong ya había regresado a la residencia de Li Qingcang con su prima menor, Chen Xi.
El lugar donde se quedaba actualmente en Jiangbei era aquí.
Cuando Chen Xi se enfrentaba a Lin Dong, todavía parecía algo tímida y nerviosa.
Lin Dong la miró con lástima, pues la secuela de haber sido humillada durante mucho tiempo por Chen Yingxue no era fácil de cambiar en un corto periodo de tiempo.
—Xi Xi, curaré la desfiguración de tu rostro.
Aunque Lin Dong no podía cambiar su personalidad en ese momento, sí podía cambiar su rostro que había sido arruinado.
A pesar de que había muchas cicatrices en su rostro y había pasado el tiempo, la medicina moderna quizá no sería capaz de curarlas. Pero para Lin Dong, eso era una nimiedad.
Chen Xi preguntó nerviosa:
—¿Hermano, de verdad puedes curarme?
—Por supuesto —Lin Dong asintió.
Hermana Bai Jue intervino: