En ese momento, Lin Dong miró fríamente a Zeng Xiaoniu y a Da Fei.
—Ustedes perdieron —dijo Lin Dong con un encogimiento de hombros.
—Lin Dong, ¿realmente quieres que nos cortemos las manos y los pies? —preguntó Zeng Xiaoniu con debilidad.
—Hay que saber aceptar una apuesta y admitir la derrota. ¿Qué? ¿Estás pensando en romper tu palabra? —Lin Dong dijo con una risa fría.
Aprietando los dientes, Zeng Xiaoniu dijo:
—Puedo aceptar mi derrota, ¡pero quiero seguir apostando!
Estaba desesperado por leer el libro.
Eso sorprendió algo a Lin Dong.
—¿Oh? ¿Todavía quieres seguir? Pero lo has perdido todo. Incluso has perdido ambas manos y pies de tu madre, así como una mano. ¿Qué más podrías usar para apostar?
—¡Todavía me quedan dos piernas y una mano. Puedo seguir adelante! —exclamó Zeng Xiaoniu, con los ojos inyectados en sangre.
Estaba completamente cegado por la derrota.
Mientras tanto, su madre gritaba:
—¡Xiaoniu, te has vuelto loco! ¿De verdad vas a romper mis manos y pies?