—¡Lin Dong, has perdido la razón! —bramó Huang Hua y luego gritó a los secuaces del Hermano Serpiente:
— ¿A qué esperáis?
—Golpeadlo, este tipo se ha atrevido a golpear al Hermano Serpiente.
Los hermanitos del Hermano Serpiente también estaban atónitos. ¿No se suponía que este tipo iba a tratar la enfermedad del Hermano Serpiente?
¿Y de la nada le había dado dos bofetadas al Hermano Serpiente? ¿Qué quería decir eso? ¿Acaso buscaba la muerte?
Qiao Bing también estaba aturdido, incapaz de entender por qué Lin Dong haría algo así.
Los internos también lo estaban comentando.
—Tan Ya, ¿tu profesor está enfermo o algo por el estilo? ¿Agredir a un paciente? Por eso podría ser despedido —le dijo Zhang Yao a Tan Ya, un interno bajo la tutela de Huang Wude.
Tan Ya estaba desconcertada, pensando, mi mentor no podría ser violento, ¿verdad?
En ese momento, vio a los sicarios del Hermano Serpiente cargando hacia Lin Dong.
Huang Hua continuó gritando: