Cuando este sonido resonó, todos se sobresaltaron.
Sus miradas se volvieron rápidamente hacia la fuente de la voz.
Cuando claramente vieron quién era, el Hermano Serpiente sintió que sus piernas se debilitaban de miedo.
—Lin... Doctor Divino Lin... —nunca había imaginado que Lin Dong llegaría aquí con vida. De inmediato, recordó el terror de estar bajo el control de Lin Dong.
La cara de Zhao Heilong también cambió dramáticamente, diciendo con incredulidad:
—Lin Dong, ¿cómo sigues vivo? ¿Acaso mi padre jurado no te mató?
—¿Padre jurado? Zhao Heilong, de verdad no esperaba que reconocieras a ese Rey Gu como tu padre jurado. ¿A tu edad, no te da vergüenza? —Lin Dong se burló fríamente.
Zhao Heilong dijo enojado:
—¡Eso no es asunto tuyo, maldita sea! Te pregunté por mi padre jurado. ¿No te encontró?
—Lo hizo, ¡pero lo he matado! —Lin Dong respondió con calma.