Viendo las expresiones preocupadas de Liu Chuanqi y su hija Li Qingcheng, Lin Dong los consoló.
—Hermana Qingcheng, Tío Liu, no hay necesidad de preocuparse demasiado —dijo.
¿Cómo podría Liu Chuanqi no preocuparse? Su oponente esta vez era el ancestro del Clan Gong.
La esposa de Liu Chuanqi había sido una vez miembro del Clan Gong, y él conocía bien la naturaleza aterradora del ancestro.
En los ojos de Liu Chuanqi, esa persona era una presencia insuperable.
Como un dios.
Y ahora, Lin Dong no solo se enfrentaba a él, sino también a un ancestro de la Familia Wu, que era aún más formidable.
Con ambos ancestros uniendo fuerzas, ¿podría Lin Dong ser realmente su rival?
Incluso Liu Chuanqi, que siempre había tenido confianza en Lin Dong, no pudo evitar dudar.
Li Qingcheng sentía lo mismo, ya que todo este asunto había comenzado por ella.
Si no hubiera sido por ella, Lin Dong no habría venido a Ciudad Demonio, y no se habría involucrado en los asuntos del Clan Gong.
