—Hermano, acompáñame a una gala benéfica esta noche.
No mucho después de que Lin Dong hubiera refinado esos dos tesoros Celestiales y Terrenales, llegó una llamada telefónica de Li Qingcheng.
—De acuerdo —asintió Lin Dong sin dudar.
Antes de irse, Lin Dong le preguntó a Lin Nanzhi —Hermana Qincheng y yo vamos a una gala benéfica, ¿te interesa unirte?
Lin Nanzhi negó con la cabeza —No me interesa, necesito cultivar.
—Está bien —asintió Lin Dong—, esta mujer parecía tener poco interés en cualquier cosa que no fuera la cultivación y la práctica budista.
Antes de irse, no pudo evitar darle un recordatorio.
—Deberías... deberías cambiarte de ropa, ¿no crees?
—¿Por qué? Creo que este atuendo se ve bien —preguntó Lin Nanzhi, confundida. Estaba de acuerdo con Li Qingcheng en que no era aconsejable llevar siempre la misma vestimenta.
Le gustaban bastante los pocos atuendos que Li Qingcheng había comprado para ella.