—¿Dax sabía sobre mi fiebre? —Bella miró a Tristan, preocupada de que su hijo pudiera preocuparse si se enteraba.
—No. Le pedí a Geoffrey que no le dijera a nadie, incluyendo a Dax y a tu madre.
—Gracias, Tristan. No quiero que mi madre y Dax se preocupen por mí. Además, solo es una fiebre común.
—Lo sé. Pero de ahora en adelante, no te permitiré sobrecargarte de trabajo. Si lo haces y te enfermas de nuevo, llamaré a Jack y me quejaré. Probablemente estará de acuerdo conmigo en reducir tu carga laboral o retirarte de tu puesto —Tristan lo dijo de manera casual, pero sus ojos claramente mostraban su seriedad. Estaba tratando de decirle que no podía aceptar su negativa en este asunto.
—Ooo, entiendo, señor Sinclair. Prometo que nunca me cansaré tanto otra vez —Bella sonrió, consciente de su preocupación.
Bella no deseaba regresar al trabajo en primer lugar, pero no podía retractarse ahora porque ya le había prometido a Jack que ayudaría a la empresa a crecer en este país.