—Bella, me disculpo por estar un poco distraído con los asuntos de mi familia —dijo Leo.
—Leo, lamento escuchar eso —Bella se sintió preocupada de repente—. Cuéntame sobre los asuntos de tu familia. Tal vez podría ayudarte a resolverlos —ofreció sinceramente su ayuda.
Leo soltó una risita. —Gracias, Bella, pero no quiero cargar más tu ya ajetreada vida. Además, no quiero que te enfermes de nuevo, jajaja... De todos modos, creo que sería mejor si lo manejo solo. Así que, lo manejaré por mi cuenta...
Durante unos segundos, Bella estuvo en silencio.
—Si así lo dices. Pero, prométeme algo. Prométeme que si necesitas mi ayuda, nunca dudarás en pedirla, ¿de acuerdo?
—Sí, lo prometo —Leo sonrió débilmente antes de continuar—. Jefe, gracias por aclarar mi mente, y mi corazón se siente ligero de nuevo. Ahora, volviendo al tema, sé lo que hiciste. Dejaste que siguieran burlándose de nosotros porque querías recopilar pruebas contra ellos, ¿verdad?