Valerie consideraba a Don Benedict como un pequeño insecto, dispuesta a poner el club patas arriba para que Denzel limpiara su desorden.
—Lo digo por última vez. Deja ir a la chica o te mataré —dijo Valerie. Alessia se inclinó y le susurró,
—Son humanos. Nosotros somos los que invadimos su diversión. Por favor, vámonos de aquí. La chica parece una prostituta que le robó algo a él.
Valerie negó con la cabeza. La opinión de Alessia era diferente porque ella no había asumido el nivel de responsabilidad que tenía Valerie.
—No importa. Ninguna mujer merece esto —dijo Valerie seriamente, aunque con voz baja.
Don Benedict se estaba impacientando con lo que sea que discutieran entre ellas y chasqueó los dedos.
—Chicos, diviértanse con ellas —mandó. Dos guardaespaldas cargaron hacia Valerie, pero ella se sorprendió al descubrir que mientras ella solo se defendía contra uno, el otro también estaba en el suelo.