—¿Don Denzel? Has crecido —dijo Don Gambol con una sonrisa forzada. Aunque algo asustado, se mantuvo sentado y exhaló una nube de humo de su cigarrillo.
—El sonido de los zapatos de cuero de Don Denzel se escuchó mientras se sentaba en la silla del salón frente a Don Gambol.
—Eso demuestra que soy una leyenda viva. Solo las cosas sin vida se niegan a crecer, ¿no crees? —preguntó Denzel.
—Su rostro era una máscara inexpresiva; Don Gambol no podía predecir su próximo movimiento. ¿Cómo podía la generación más joven llevar consigo un aire tan asfixiante?
—Alfa Denzel, lamento todo. El ataque contra ti fue un error —afirmó Don Gambol.
—La comisura de los labios de Don Denzel se curvó de forma burlona—. Te perdonaré con una condición.
—Los ojos de Don Gambol se iluminaron al no esperar que Don Denzel fuera amable—. Cualquier cosa.
—¿Qué pasó con Lisa? —preguntó Don Denzel, y el ceño de Don Gambol se frunció.
—No sé quién es —respondió Don Gambol.