Con Denver, Denzel y Valerie ocupados en intentar someter a algunas de las criaturas que habían emergido completamente de la tierra para que Paris les aplicara el suero, no vieron el peligro a tiempo hasta que escucharon un grito aterrador.
—Oh no, Paris ha sido el objetivo —gritó Valerie mientras luchaba con uno de los wendigos. Era bastante difícil someterlos sin permitir que ningún fluido de ellos tocase la tierra.
Eso significaba no usar armas. —Yo me encargaré de ella —gritó Denver desde la cima de los hombros de uno de los pícaros subterráneos, pero el joven era más fuerte que su padre, así que Denzel sugirió.
—No. Tú somete a esos dos. Yo la traeré.
Él era mucho más rápido que tanto el Wendigo como Paris, así que en poco tiempo, logró adelantar a ambos.
—A caballito —gritó cuando llegó frente a Paris, quien hacía su mejor esfuerzo por no perder los tubos de sueros.