París estaba emocionada de explicarle todo a Denver. Solo había estado en la manada unos días, y ya se veía tan atractiva.
Debido al plan de hacer que rechazara su lado de bruja y vampiro, se le había advertido a Denver que no la marcara ni se emparejara con ella antes de entonces. Si no, habría hecho algunas travesuras con ella.
—Necesitaremos mezclar tres flores mortales: Trompeta del Ángel, Gloria de la Mañana y belladona. Si puedo conseguirlas, puedo hacer un suero con ellas para usarlo para destruir completamente a los monstruos.
En la Manada Evergreen, nada era imposible, y Denver estaba contento de que su pareja poseyera todo este conocimiento.
—Enviaré a los guerreros a conseguirlas, y puedes tener el suero para cuando regresemos de la coronación.
París asintió y volvió a ponerse sus gafas. Algunos de esos monstruos eran mortales, así que tenía que proteger sus partes más vitales de cualquier fluido que emitieran para evitar infectarse con algo extraño.